lunes, 9 de noviembre de 2009

ESCROTOS

Se hace la luz. Temblores internos. Deseo de satisfacción inmediata. Orgullo pòr un trabajo bien hecho.
Todo se inunda de color verde. Gritos que luchan por abandonar la cárcel de la garganta.
Manos que sudan un repentino síndrome de abstinencia por moldear algo. Pies a punto de danzar por
la excitación....y de repente, escarcha. El frío gélido. El capullo de la flor de la utopía vuelve a cerrarse
lentamente. Con desgana. Con tristeza. Más no te hundas. Lo hace para protegerse de la helada. Para no
perecer definitivamente bajo un manto de muerte. Para no oir reir a las hienas. Se cerró despacio, como
una herida que tarda demasiado en cicatrizar. Pero con el primogénito rayo de luz, con los primeros gritos
de los niños, con el olor salado de la pasión, se abrirá de nuevo. Y no lo hará lentamente, sino como una
explosión de emociones. Y el color será más intenso aún. Ya no podrá acabar con él la helada, que ataca
con nocturnidad y alevosía. Las hienas correrán asustadas hacia un escape desesperado. Y hará buen tirmpo
todo el año...cuando florezca otra vez el capuñño de la flor de la utopía.

                                                                                                                                     Elliot E.

                                           "Wanted" de Orangeacid (Everystockphoto)
                                                                                                                  

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